El agua es el disolvente universal por su carácter polar. En una molécula de agua, el átomo de oxígeno y los átomos de hidrógeno comparten electrones en uniones covalentes, pero la división de electrones es desigual lo que le brinda a la molécula de agua una carga levemente negativa cerca de su átomo de oxígeno y una carga ligeramente positiva cerca de sus átomos de hidrógeno. Cuando una molécula neutra tiene un área positiva en un extremo y un área negativa en la otra, es una molécula polar. Las moléculas de agua se atraen entre sí según la atracción entre el extremo positivo de una molécula de agua y el extremo negativo del otro. El ciclo geoquímico del agua subterránea comienza con el agua de lluvia, que ya lleva elementos disueltos tales que Na+, K+, Cl- o SO2- (p.ej. en zonas costeras) o SO2-, NO3-, etc. (por contaminación atmosférica). El agua de lluvia se infiltra en el suelo, donde comienza la disolución de CO2 y ácidos húmicos (del humus), así como la concentración de los iones presentes en el agua de lluvia por evaporación. También ocurren fenómenos de aridificación en el área de recarga en zonas áridas y se produce un aumento del anión NO3- (nitrógeno y oxígeno) por descomposición de los nitratos de las plantas. El agua sigue su curso a las zonas no saturadas del suelo (ZNS), donde ocurren reacciones químicas tales que la hidrólisis, oxidación, disolución y carbonatación, produciéndose distintas situaciones como son el enriquecimiento del agua en Ca2+, Mg2+ y Na+ en terrenos carbonatados; o en medio reductor, desaparecen los SO2- o pueden solubilizarse algunos metales (p.ej. Fe3+ pasa a Fe2+); o en zonas agrícolas, el agua se enriquece en NO3- y otras sales. Finalmente el agua llega al acuífero subterráneo, en donde también pueden ocurrir fenómenos modificadores como la reducción (carencia de oxígeno) de sulfatos y hierro, bacterias que actúan como catalizadores (aporte de CO2 al agua), intercambios iónicos o cambio de bases (p.ej. las arcillas intercambian Na+, Ca2+ y Mg2+). También se producen concentraciones y precipitaciones debido a cambios en la temperatura, presión, tiempo de contacto con la roca y grado de porosidad de ésta, que generan disolución e hidrólisis hasta alcanzar la saturación o precipitación de sales (p.ej. CO3Ca ->SO4Ca). En general, las aguas de circulación limitada tienden a ir aumentando su mineralización iónica por saturación.